El origen de la novela: un viaje a través de la historia de la ficción

11/07/2021

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La novela, según la Real Academia Española, es una obra literaria en prosa que narra una acción fingida, buscando causar placer estético en el lector a través de la descripción de sucesos, personajes, pasiones y costumbres. Si bien alcanzó su madurez en el siglo XIX, sus raíces se remontan a épocas anteriores, encontrando precedentes en la Antigüedad clásica y las literaturas orientales. Su desarrollo como género literario fue tardío, siendo el más reciente de todos los géneros literarios.

Índice
  1. La Antigüedad: Primeras Narrativas
  2. Medievo y Renacimiento: Novella y Romance
    1. Primeras Novelas (1000-1600)
    2. Conflicto entre Novelas y Romances (1600-1700)
    3. El Mercado alrededor de 1700
    4. El "Nuevo Romance" (1700-1800)
    5. La Reforma (1700-1800)
    6. Sentimentalismo, Psicología y el Nuevo Individuo (1750-1850)
    7. Siglo XIX: Realismo, Naturalismo y la Novela como Expresión Nacional
    8. Siglo XX y Más Allá: Experimentación y Nuevas Formas

La Antigüedad: Primeras Narrativas

Entre los siglos II a. C. y III d. C., en Grecia y Roma, surgieron las primeras novelas, clasificables en cuatro tipos básicos: novelas de viaje, románticas, satíricas y bizantinas. La tradición épica, con autores como Virgilio y Homero, utilizaba el verso, adecuado a una tradición oral. Esta tradición se remonta aún más atrás, a la época sumeria (Epopeya de Gilgamesh) y la mitología hindú (Ramayana y Mahabharata). También existía una tradición de ficción en prosa, tanto satírica (Petronio, Luciano de Samosata, Apuleyo) como heroica (Heliodoro, Longo). El antiguo romance griego fue revitalizado por los novelistas bizantinos del siglo XII. Estas tradiciones fueron redescubiertas en los siglos XVII y XVIII.

Medievo y Renacimiento: Novella y Romance

En la Edad Media, surgieron la novela sentimental y la caballeresca. Entre 1200 y 1750, la “novela” (inicialmente un relato corto) competía con el “romance” (de extensión épica). En español e inglés, “novela” se convirtió en el término predominante para las narrativas de ficción. Los romances, narraciones en verso en lengua romance, datan de los siglos XI y XII, con temas como la caballería artúrica, aunque su influencia de la antigua Grecia y epopeyas folclóricas como Beowulf y el Cantar de los Nibelungos es difícil de precisar.

origen de la novela grafica - Dónde nace el origen de la novela

Los siglos XIV y XV vieron la aparición de romances en prosa y un nuevo mercado de libros, que floreció con la imprenta y la difusión del papel en la segunda mitad del siglo XV. La novela, como forma breve, nació en el siglo XIV, compitiendo con los romances.

Primeras Novelas (1000-1600)

Definir con exactitud qué géneros desembocaron en la novela es complejo. Los primeros ejemplos, catalogados como “novella”, incluyen el Genji Monogatari del siglo XI, seguido por obras de Boccaccio, Chaucer, Maquiavelo y Cervantes. Una primera novela podía ser cualquier historia con elementos espectaculares o reveladores, incluida en una conversación, con mínima ambientación, o incluso sermones extendidos. Las colecciones de ejemplos eran herramientas para predicadores, usando fábulas o reflexiones históricas para ilustrar conclusiones morales. Los gustos y la clase social influían en la preferencia de historias tremendas o ingeniosas intrigas.

Siglo XIV: Boccaccio y Chaucer

La técnica de la historia dentro de la historia era común. El Decamerón de Boccaccio y Los cuentos de Canterbury de Chaucer ejemplifican esto: un grupo de florentinos huyendo de la peste, o peregrinos a Canterbury, narran historias relacionadas con su clase social. “Novela” indicaba la novedad de los eventos. La inclusión de distintos tipos de historias en un mismo marco demostraba la consciencia del desarrollo de géneros.

Los romances se volvieron repetitivos. Las colecciones de cuentos los criticaban, mostrando preferencia por relatos cortos. El cuento fue ganando valor en nuevas colecciones versificadas a finales del siglo XIV.

Siglo XV

El Renacimiento marca un punto crucial. En España surge la novela sentimental, derivada de las teorías provenzales del amor cortés, con la Cárcel de amor (1492) de Diego de San Pedro como obra fundamental. Los Libros de caballerías, un género intermedio entre romance y novela, se difundieron en el siglo XV, alcanzando popularidad con el Amadís de Gaula (1508). Estas obras llevaban a entornos ilusorios, inculcando el ideal caballeresco.

Siglo XVI

La imprenta incrementó la comercialización, aunque los libros eran caros. La alfabetización aumentó, apareciendo los chapbooks, libros baratos con romances e historias cortas, similares a los cómics modernos. A mediados de siglo, se buscó un mayor realismo, superando las novelas pastoriles y caballerescas, como en el Gargantúa y Pantagruel de Rabelais y la Vida de Lazarillo de Tormes (1554), origen de la novela picaresca.

Conflicto entre Novelas y Romances (1600-1700)

El siglo XVI y XVII vieron la aparición de la novela como técnica y género literario en español. Don Quijote de la Mancha (1605) de Miguel de Cervantes se considera una de las primeras novelas modernas, con innovaciones respecto a géneros precedentes. Inició como sátira del Amadis, generando críticas por no ofrecer un héroe al que emular. Don Quijote desmitificaba la tradición caballeresca, representando la primera obra clasificable como novela. Las Novelas Ejemplares (1613) de Cervantes, buscaban ofrecer ejemplos morales, a pesar de abordar temas como adulterio y crimen.

Como respuesta, surgió un romance más noble, como La Astrea (1607-27) de Honoré d'Urfé, criticado por su falta de realismo. El Roman à clef (novela en clave), que hacía referencia a personajes reales, se volvió popular. El Roman Comique (1651) de Paul Scarron pedía que Francia imitara la producción española de “novelas”. Madame de La Fayette, con Zayde (1670) y La princesa de Clèves (1678), demostró que podían escribirse novelas adaptadas al gusto francés. A finales del siglo XVII, el mercado se interesó por el escándalo, floreciendo la novela como medio para contar noticias escandalosas, apareciendo la novela epistolar.

En Inglaterra, la novela había interesado desde Chaucer, leyéndose traducciones de novelas españolas y francesas. A finales de 1680, autores como Aphra Behn y William Congreve escribieron novelas en inglés.

El Mercado alrededor de 1700

Las novelas y romances de inicios del siglo XVIII no eran considerados literatura, sino bienes mercantiles. Había romances heroicos (como Telémaco de Fénelon), romances que se vendían como ficciones pero se leían como historias verdaderas de asuntos públicos o privados (New Atalantis de Manley), clásicos de la novela (desde Las mil y una noches hasta La princesa de Clèves), y obras que pretendían ser no ficción, pero se leían como creaciones románticas (Robinson Crusoe de Defoe). El mercado central estaba sostenido por ficciones que se leían como tales, con una gran producción de romances y romances satíricos. La novela se situaba en el centro, con historias realistas, cortas y estimulantes.

El "Nuevo Romance" (1700-1800)

A comienzos del siglo XVIII, la novela se adentró en el escándalo, demandándose una reforma. Jane Barker, con Exilius (1715), propuso un "nuevo romance" siguiendo la línea de Telémaco de Fénelon, pero no logró éxito en el mercado. Robinson Crusoe, en 1719, evitó la etiqueta de novela o romance, presentándose como una historia, aunque su diseño recordaba al "nuevo romance". Robinson Crusoe, a pesar de ser una historia increíble, se presentaba como verdadera, o al menos, digna de ser leída como una buena alegoría.

La Reforma (1700-1800)

El periodo 1700-1800 vio el auge de un "nuevo romance" como reacción a las novelas escandalosas. En Inglaterra, la novela se había transformado tanto que el término “nuevo romance” era difícil de usar. La nueva novela adoptó proporciones épicas, requiriendo una nueva palabra para la novela corta ("cuento" en español). La publicación de Robinson Crusoe no condujo directamente a una reforma del mercado. La reforma vino de la reedición de clásicos europeos en Londres (Maquiavelo, La Fayette, Behn, Fénelon, Heliodoro, Petronio, Longos). Huet, con su Traitté de l'origine des romans (1670), creó un corpus para debatir sobre la ficción en prosa. La interpretación y el análisis de los clásicos colocaron a los lectores de ficción en una nueva posición.

Las nuevas novelas ya no pretendían ser historias verdaderas, sino ficciones. Pamela, de Samuel Richardson (1740), introdujo un nuevo formato de título, indicando claramente su intención y naturaleza ficcional. La crítica literaria, como discurso externo, surgió en la segunda mitad del siglo XVIII, creando una interacción entre críticos y autores. El mercado se dividió en ficción popular y literatura crítica.

Sentimentalismo, Psicología y el Nuevo Individuo (1750-1850)

La novela sentimental de la segunda mitad del siglo XVIII creó un nuevo protagonista, más modesto y tímido que sus predecesores. Las heroínas de inicios de siglo eran audaces y protegían su reputación, mientras que las de la segunda mitad eran más reservadas, buscando confianza en amigos íntimos. El público veía con asombro esta nueva intimidad. El sentimentalismo se presentó en obras como Man of Feeling (1771) de Henry Mackenzie. Héroes más radicales aparecieron, como en Las cuitas del joven Werther (1774) de Goethe, generando compasión y comprensión. Los críticos vieron en estos nuevos héroes el signo de una nueva literatura prestada al debate. La novela se convirtió en un medio para una reforma moral, individual y social. El Romanticismo, alrededor de 1770, profundizó en este aspecto, con la novela como medio de expresión de emociones. El Bildungsroman, que se centra en el desarrollo del individuo, emergió en este período. Nuevas ciencias, como la sociología y la psicología, influyeron en las discusiones sobre la novela en el siglo XIX.

Siglo XIX: Realismo, Naturalismo y la Novela como Expresión Nacional

A finales del siglo XVIII, aparecieron novelas con sentimentalismo melancólico, abriendo el Romanticismo, que se desarrolló plenamente en el siglo XIX. Surgió la novela histórica, psicológica, poética y social. El realismo y naturalismo perfeccionaron la forma y estética de la novela, que se mantuvo hasta el siglo XX. La novela gótica, con su sensibilidad y elementos sobrenaturales, tuvo su auge, siendo parodiada luego por Jane Austen. El Romanticismo, aunque no fue cultivado por autores como Byron o Goethe, encontró su expresión en la novela con autores como las hermanas Brontë y Walter Scott en Inglaterra, o Alessandro Manzoni en Italia.

El realismo, con autores como Balzac, Flaubert y Maupassant, se caracterizó por la verosimilitud e interés en las capas sociales. El naturalismo objetivo de Zola, y la novela psicológica, también surgieron. La tradición satírica continuó con Dickens y Thackeray en Inglaterra, y Gógol y Dostoievski en Rusia. El realismo se impuso en toda Europa. El siglo XIX vio una clara separación entre la producción "alta" y "baja". La novela moderna reemplazó a la poesía como medio de expresión de la conciencia nacional. La producción inferior se organizaba en géneros como el policiaco y la ciencia ficción.

El autor moderno podía dirigirse a un mercado amplio o a la crítica seria. El novelista se convirtió en una figura pública. La novela permitía una comunicación íntima y pública, un medio para expresar un punto de vista personal con alcance mundial.

Siglo XX y Más Allá: Experimentación y Nuevas Formas

Entre 1880 y 1940, la novela rendía cuentas a la experiencia humana individual o colectiva. La novela psicológica, con autores como Maupassant y Henry James, profundizó en el análisis psicológico, desarrollando el monólogo interior. El círculo de Viena, con autores como Musil y Broch, buscó representar la evolución de los valores de la sociedad occidental. Proust y Joyce, con sus obras maestras, llevaron la concepción de la novela como universo a su fin. La era de la sospecha, con la experimentación narrativa, la pérdida de la trama lineal y la aparición de antihéroes, marcó un cambio radical. La novela existencialista, con autores como Sartre y Camus, reflejó la angustia y la duda existencial. La novela del siglo XX también abordó las consecuencias de las guerras mundiales y el totalitarismo, con obras que denunciaban los crímenes de regímenes dictatoriales. Nuevas formas, como la distopía, surgieron para expresar la compleja realidad del siglo XX.

La historia de la novela es un largo y maravilloso viaje a través de la evolución de la narrativa, adaptándose constantemente a las transformaciones culturales, sociales, y políticas de cada época. Desde sus modestos inicios en la Antigüedad hasta su complejo desarrollo en la actualidad, la novela ha demostrado ser un medio expresivo inigualable, capaz de reflejar la condición humana en toda su complejidad y variedad.

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